Fuera de las Grandes Ligas desde 2018 y retirado como pelotero tras colgarse la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio, en 2021, hoy, a sus 43 años, José Bautista tiene en el fútbol una actividad como para ocupar todo el día. Pero no como jugador.
Tras tantear en la LDF en 2023, donde estuvo cerca de adquirir el Atlético San Cristóbal, en enero pasado el extoletero se convirtió en el accionista mayoritario de Las Vegas Lights FC, un club que juega en la United Soccer League (USL), la segunda división del balompié en los Estados Unidos.
Una adquisición no ajena de riesgos, si bien el fútbol goza de su mejor momento en la tierra del Tío Sam, donde el fenómeno Lionel Messi y el acuerdo de transmisión con Apple son los más recientes espaldarazos que recibe la primera división (MLS).
La USL tiene 24 equipos activos, pero desde su nacimiento en 2011 hay 37 clubes que pasaron por el circuito y ya desaparecieron.
Pero la liga se ha convertido en un imán para atletas retirados. En el accionariado de clubes del circuito aparecen nombres como los exbaloncestista Dominique Wilkins, Jason Kidd, Antonio Davis y Jeff Teague. También los expeloteros Torii Hunter, Tommy Pham y Brandon McCarthy o los exfubolista Tim Tebow, Marshawn Lynch y Didier Drogba.
Construcción rápida
Bautista tuvo menos de dos meses para reconstruir el equipo. «En aquel momento sólo teníamos seis empleados, ni entrenador ni jugadores», afirmó Bautista en una entrevista reciente con Sportico, un sitio especializado en finanzas deportivas. «La situación parecía terrible, pero lo logramos. ¡No dormí durante dos meses!».