En una posición donde el guante pesa más que el bate, Cal Raleigh reescribe la historia de las Grandes Ligas. El receptor de los Marineros de Seattle se convirtió en el primer catcher en conectar 60 cuadrangulares en una sola temporada, una marca reservada hasta ahora para los nombres más poderosos del béisbol, nunca para alguien detrás del plato y mucho menos ambidiestro.
El trabajo de un receptor suele girar alrededor de la defensa: llamar el juego, bloquear lanzamientos en el suelo, frenar a los corredores, guiar a los lanzadores. Raleigh, sin embargo, no solo cumplió con esas exigencias, sino que transformó la narrativa de lo que significa ser catcher en MLB.
Lo hizo además como bateador ambidextro, castigando desde ambos lados del plato con una fuerza poco vista. De sus 60 jonrones en la temporada, 38 llegaron bateando a la zurda y 22 a la derecha, una muestra de poder sostenido sin importar el tipo de lanzador al que se enfrentara.
La temporada de Raleigh ha sido una escalada constante:
Finalmente, el 24 de septiembre se unió al exclusivo club de los bateadores con 60 cuadrangulares en una temporada.
Con su marca, Raleigh no solo estableció un nuevo estándar para los receptores, también le entregó a los Marineros de Seattle un récord de franquicia que supera incluso los años dorados de Griffey Jr.
Para MLB, representa un cambio de paradigma: un catcher puede ser líder de cuadrangulares y sostener la ofensiva de un equipo sin perder protagonismo defensivo.
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En una lista donde aparecen Babe Ruth, Roger Maris, Mark McGwire, Sammy Sosa, Barry Bonds y Aaron Judge, ahora figura un catcher de Carolina del Norte que, desde los dos lados del plato, demostró que lo impensable también puede escribirse en los libros de récords.