Que un jugador reciba un bono millonario a la hora de firmar no solo le resuelve los problemas económicos que pueda afrontar su familia. También quintuplica las posibilidades de llegar a la MLB con relación al resto de los que son reclutados.
Grandes Ligas, como negocio vanguardista, apela al Big Data para tomar sus decisiones y los números extraídos de ese océano que parece infinito indican que la inversión alta en prospectos dominicanos tiene una enorme tasa de retorno cuando se mide el recorrido que alcanzan estos jóvenes.
De ahí que, con el objetivo de cambiar de agencia libre a un draft internacional, la liga prometa continuar con el incremento de la inversión en un sistema donde los quisqueyanos representan la mitad del negocio.
Si entre 2004 y 2015 se firmaron 5,263 prospectos en el país y apenas 306 han alcanzado el Big Show (un 5.6%) las estadísticas dejan mucho mejor parado a aquellos que recibieron bonos de siete dígitos.
En ese tramo de 12 años se convirtió en norma que cada año se firmara jugadores con valor sobre el millón (hasta 2004 solo se habían entregado cinco) y el porcentaje de ellos que alcanzó la Gran Carpa quintuplica al resto.
Los equipos depositaron 71 bonos millonarios entre 2004 y 2015. De ellos van 20 jugadores que ha trepado hasta el máximo nivel, es decir, el 28.1%, entre ellos nombres como Juan Soto, Vladimir Guerrero Jr., Gary Sánchez, Rafael Devers, Eloy Jiménez, Miguel Sanó y Carlos Martínez. Cinco han alcanzado el Juego de Estrellas al menos una vez y en total suman ocho asistencias al clásico de mitad de campaña.
Cuando se abre el abanico y se mida los que rubricaron sus firmas por US$500,000 o más aparece que 41 de ellos lograron el primer objetivo de tomarse un café en Grandes Ligas. Son el 13 % poco más del doble que la media general del porcentaje que lo logró.